Querida Ananke, llevamos mucho tiempo juntos, sin estar juntos, peleando y aun así sigo queriéndote, queriendo pensar que estas para mi, que sientes lo mismo, aunque en el fondo sepa que no
En tiempos antiguos eras la mejor, me enamoraste con tu trato, con tu sonrisa y cabello rizado, con tus ataques de timidez y de pronto me diste la primer decepción de muchas: Tu relación. Ese día me sentí morir, sentí que nada tenía sentido y sin embargo supe que lo correcto era ser amigos. Te pedí que no me llamaras cariñosamente nunca mas, que respetaras a esa persona que tenías al lado. Insististe en que lo que sentías por mi era mas grande que lo que sentías por esa persona.
Me acostumbre a tus palabras dulces, a tus cariños y regalos, pero sentía un vacío de estar lastimando a alguien que no conocía, ese alguien que en algún momento fui yo. Decidí comenzar mi vida lejos de tu cuerpo de serpiente que tanto me atrae y me lleva a la muerte. Comencé mi mejor historia, con la mejor persona que pude conocer. Tú Ananke, pero en otro cuerpo, tu parte feliz, tu mejor parte.
Esa noticia te puso fría, querida mía, pero era lo correcto. Lo que no sabía era que según tu lengua que me dictaba cosas habías terminado tu compromiso para ser libre para mi. El invierno comenzó en tu alma, y fue mi culpa
Aún recuerdo los momentos felices con esa persona, aún recuerdo que en mi vida solo había sol, pero esa persona ya no está, ahora solo quedas tú, tú entristecida, tú fría y peligrosa. Lo inevitable pasó, mi querida Ananke.
Te busque entre bosques y sueños, entre mensajes y montañas con nieve. Te encontré con mirada fría, perdida, entreteniéndote con otros hombres. La historia se repite. Y vuelvo a decepcionarme.
Tuve la pequeña esperanza de que si hablaba contigo cambiarías, que si te amenazaba de que mi cariño se iba, lo harías; pero no, a ti ya no te importaba. Me mentiste, me dijiste cosas dulces al oído, me lastimaste y hoy, hoy mi amor, es la fecha, hoy te dejo libre, hoy suelto todo el caos en mi, suelto todo el dolor en mi, en palabras de arena que caen por curvas de cristal, mientras las horas pasan. Hoy te cuento mi historia, y te excluyo de ella.
Te quise Ananke, pero ya no puedo más.
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