Suposición de un grito desesperado

¡Hola! Sé que me lees. Esta vez quiero decirte que a veces me preocupas, tus acciones parecen de alguna especie de animal y no de un ser humano sapiente. Me gustaría explicarte algunas reglas básicas si no de convivencia al menos de conocimiento Chronístico.

Número uno: Cuando digo no, quiero decir sí; cuando digo sí, quiero decir sí.
Sabes que me muero por vos y no puedo negarte nada.

Número dos: Todo lo que te he dicho y todo lo que te diré, directa o indirectamente es sincero.
Nunca he mentido sobre lo que siento por vos, nunca he intentado manipularte ni hacerte sentir mal, simplemente me he expresado como no lo había hecho con nadie porque eso es lo que me inspiras.

Número tres: Nunca jamás le cuentes a una persona enamorada de tí que prefieres irte a otro lugar antes que verle.
A ver, querida Ananke... Resulta que aunque nunca vengas aún te espero y aún tengo un poco de esperanzas. Ya te dejé libre para que hagas lo que quieras pero mi puerta nunca está cerrada para ti. Sin embargo es un suicidio decirme que estás en la estación de autobuses hacia mi casa pero que mejor te devuelves... No tenés cerebro.

Espero que estas simples y pequeñas tres reglas te ayuden a comprender un poco más la mente que habita en "tu amado". Y si no, al menos espero que te aclare el porque estás dejándome de importar poco a poco. Sigue así, entre tu música, tus fiestas y tu poco razonamiento estás convirtiendo mi drama en comedia.

Tal vez si volvieses a tener tu cabello original serías más inteligente. Ya te lo he dicho, natural me gustas más...

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