- Sanando heridas -
Acá te encuentro, en el frío de la noche, como siempre lo hemos hecho, furtivos escapándonos de nuestros lugares: Tu trabajo, mi cama. Tu, con miles de nombres, tú mi cruz y mi luna, que tanto daño me has hecho, que tanto me hiciste sentir.
Hoy es distinto, mientras enfermo, tu sonríes. Mientras lentamente dejo ir lo que no sirve, tu tomas lo nuevo en tu vida y así es como se sanan las heridas, sonriendo aunque duela sonreír este día.
Y mientras me veo en el espejo mágico, entrando en mi pasado, me doy cuenta de lo equivocado y de lo incierto que he estado. Espadas que cruelmente clavé en mi cuerpo, matándome, buscando tu remedio que hasta ahora en ningún lugar he encontrado
Entre la niebla te reconozco ¿Eres mi príncipe, o mi dragón? Que con tanta paciencia escuchaste mis reclamos y seguiste conmigo, aún sabiendo que estaba equivocado. Jugando y jugando, sabías lo que hacías y te divierte ver mi cara enfurecida, te divierte cada día.
Y cuando escucho una canción que desde que nací me conectaba, descubro la razón: A tí me recordaba. Tu que eres quien me salva en mis días fríos, tu que eres quien envenena mi vida y me matas con tus juegos, inocentes, diabólicos.
Pero también descubro que eres un sueño ¿Cual fue mi error? Recordarte cuando eras pequeño. ¿Que quería de ti? Que cambiaras por mí ¿Que conseguí de mi lucha? La lección de que no decidiste cambiar y así te debo querer, pero no amarte.
Acá te encuentro, examante, te veo, te saludo, te hablo de nuevo, incluso podría abrazarte. No me quieras, no me ames, sé amigo, sé como si nada nos hubiese pasado antes, lo que quiero es lo que te pido, sin cariños, solo amigos.
Formidable, me llevaste a otro lugar, a otra piel!
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