Recuerdo

Hoy te recordé. Entraste en mi habitación de nuevo, como alguna vez lo hiciste, pero sin besos ni abrazos, sino con un apretón de manos, como un viejo amigo, una memoria. Viniste por un café, por una charla que teníamos pendiente, o al menos yo la tenía porque no había encontrado lo que vos encontraste al distanciarte de mi. 

Hablamos de nuestros sueños y juegos de niños, de nuestros errores y tonterías y lo mejor de tu visita fue que nos perdonamos. Entendí lo que sentiste por mi y no valoré, supe el significado que le pusiste a esas canciones que me dedicaste y supe que no te molestó cuando te conté que ahora soy yo quien las dedica a esa persona que ahora hace mis días de lluvia, cálidos y llenos de rayos de Sol.

Te pedí perdón por mis equivocaciones, quise cumplir fantasías de niño y ellas me perdieron en el fondo de un laberinto oscuro. Lo siento si no supe como volver a casa, si no supe gritar tu nombre, llamarte por ayuda. Al final aprendí a amar la soledad en la que yo mismo entré, persiguiendo conejos blancos y cayendo por agujeros. Y solo así, luego de mil años de extravío me encontró alguien que me mostró el camino a mi nuevo hogar

Luego te fuiste, con una sonrisa como la última vez que nos vimos, aquel día cuando caminamos en direcciones opuestas con sonrisas en nuestras caras porque supimos lo hermoso que fue y que lo disfrutamos al máximo. Ahora me toca a mi amar, no como te amé, sino con más que ofrecer y mi completa entrega. 

1 comentario:

  1. Es muy satisfactorio saber esto... Tienes demasiado qué vivir y no hay nada mejor que dejar atrás esas cadenas que no nos permiten avanzar...

    ResponderEliminar