Delirios en el bosque

Entre el bosque, en la oscuridad, la ví, Ahí estaba, su piel se confundía con el color argentino de la niebla pero se veía suave, como su recuerdo, como la mujer que yo veía en mis sueños desde aquel día, el día en que mágicamente la perdí. Corrí detrás suyo, le grite pero se perdió entre los árboles altos y antiguos. Caminé por horas, sintiendo el tiempo pasar, cruel, recordándome lo tonto que fuí al pensar que otra vez volvería conmigo.

El viento frío golpeaba mi cuerpo, perdido, atrapado en la ilusion que provocó en mí, ella, dulce, bella, como la rosa que provoca mis angustias. Pensé que era ella de nuevo, pensé que por fín venía a salvarme de esta ansiedad que dejó tras su paso, adelantando todos los sueños que he tenido de su reencuentro. Pero como las otras veces, no fue así

Perdido en el bosque me senté, esperando mi muerte cuando un gato fiel caminó hacia mi, el pequeño elemental que soporta mis tristezas, él, mi compañero de eras. Se unió a mi en mi nostalgia y caminando con paso lento hacia la oscuridad me llevó poco a poco mi casa.

Esa noche no la encontré, creo que nunca lo haré. Se quedará como un recuerdo, como el alma que vino a mis sueños con un problema y un pensamiento suicida. Como esa criatura bella, hermosa en su inocencia que dormía sin saber que le estaba cambiando la vida a alguien, a mi. Ella que tantas caras tiene, pero busco solo una de ellas, la cara que está ausente.

Cada vez que recuerdo ese sueño, la profecía que ha regido mis días desde entonces, me doy cuenta de lo iluso que es pensar que está ahí afuera esperandome. Esta vez tampoco fue ella pero tengo la esperanza que su aroma dulce, su sonrisa y la felicidad que trajo a mi vida van a volver, en algún momento.

Si algúna vez lees esto, ven por mí, te lo ruego, querida mía...

No hay comentarios:

Publicar un comentario