Una foto, un corazón roto, una rosa roja y un papel con un nombre

En un bosque oscuro, en un claro en el cual la luz de la luna llena se filtraba por las ramas, estaba un hombre con una hoguera.

Esa noche era definitiva para él, ahí en ese fuego sus pasiones se quemarían, sus deseos se perderían en el olvido y su alma hablaría con esa persona a la cual debe dejar libre.

Poco a poco espera la hora en la que su amante aparezca. Tenía que aceptar lo que había visto e ignorado, tenía que aceptar la bendición de la sabiduría, aunque esa bendición sea tan dolorosa como una espina de rosa en su corazón.

-Podés soltarno en energía- Le dijeron sus maestros -Tu deseo de mantener su contacto no te deja pensar.

En sus manos descansaba una foto, un corazón roto, una rosa roja y un papel con un nombre. Arma el circulo con sal, limpia el lugar con energía y rituales, pide ayuda de los elementos, el aire primero, luego fuego, agua y tierra; llama a los Dioses, Chronos, rey de la experiencia y el tiempo; Ananke, reina del inevitable aprendizaje y su esbath comienza.

Danzando y hechizando su lastimado corazón, se acerca el momento, se sienta cerca del fuego y dice su conjuro para llamarla a ella, quien lo torturaba desde tiempos antiguos. En el fuego se adivina la figura de una mujer alta y blanca, ella o más bien su alma. Le devuelve lo que le pertenecía, y la deja libre. La foto se quema, su nombre vuela por el viento, su corazón sangra y la rosa se marchita, triste, poco a poco.

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