La Diosa Serpiente

Comienza la música, ella sale y se muestra en el escenario, sabe que la quieren, sabe que la desean. Un trozo de tela le cubre los pechos y lleva una enagua suelta con lentejuelas que bailan con el movimiento de sus caderas. Comienza su baile hipnotizante, encantador. Mueve su cuerpo, mueve sus pechos, mueve su sensualidad porque sabe que es una Diosa y lo disfruta, se le nota en su sonrisa, esa sonrisa sensual con la que su cara destaca, esa sonrisa que la hace la más bella de las mujeres, sin complejos, disfrutando de su cuerpo.

Colores la envuelven, todo el arcoíris la ama, los mortales están bajo sus pies observando sus movimientos, sintiendo el placer de sus caderas, las ondas de sus manos y pies. Se mueve de acá para allá, se mueve exótica y sexual. Un haz de colores rojo y rosado la impregna y brilla más en su cuerpo que los demás. Olores de dulce ambrosía cubre el lugar, todos la ven, todos la adoran y lo sabe.

Poco a poco ordena a los colores moverse con ella, es la Diosa hecha carne, es la Serpiente y la sensualidad. Regala a sus fieles la sorpresa de su cuerpo moviéndose con la gracia más exquisita que existe en el mundo mortal y divino. Ella es la Diosa Serpiente, la Diosa del amor y la lujuria. Ella es la elegancia hecha sensualidad, ella es la Divinidad en un baile.