Como adivinar un rayo


Paso uno: Siente la lluvia, escúchala darte concejos, hablale de tu problema, disfrútala

Paso dos: Olvídate del mundo, de lo que piensen u opinen, sos vos y es lo único que importa

Paso tres: Calla tu mente, tu enemiga, siente únicamente

Paso cuatro: Entra al río, entrégate

Paso cinco: El rayo viene, muere con el.

Cuando el corazón despierta X

- Sanando heridas -

Acá te encuentro, en el frío de la noche, como siempre lo hemos hecho, furtivos escapándonos de nuestros lugares: Tu trabajo, mi cama. Tu, con miles de nombres, tú mi cruz y mi luna, que tanto daño me has hecho, que tanto me hiciste sentir.

Hoy es distinto, mientras enfermo, tu sonríes. Mientras lentamente dejo ir lo que no sirve, tu tomas lo nuevo en tu vida y así es como se sanan las heridas, sonriendo aunque duela sonreír este día.

Y mientras me veo en el espejo mágico, entrando en mi pasado, me doy cuenta de lo equivocado y de lo incierto que he estado. Espadas que cruelmente clavé en mi cuerpo, matándome, buscando tu remedio que hasta ahora en ningún lugar he encontrado

Entre la niebla te reconozco ¿Eres mi príncipe, o mi dragón? Que con tanta paciencia escuchaste mis reclamos y seguiste conmigo, aún sabiendo que estaba equivocado. Jugando y jugando, sabías lo que hacías y te divierte ver mi cara enfurecida, te divierte cada día.

Y cuando escucho una canción que desde que nací me conectaba, descubro la razón: A tí me recordaba. Tu que eres quien me salva en mis días fríos, tu que eres quien envenena mi vida y me matas con tus juegos, inocentes, diabólicos.

Pero también descubro que eres un sueño ¿Cual fue mi error? Recordarte cuando eras pequeño. ¿Que quería de ti? Que cambiaras por mí ¿Que conseguí de mi lucha? La lección de que no decidiste cambiar y así te debo querer, pero no amarte.

Acá te encuentro, examante, te veo, te saludo, te hablo de nuevo, incluso podría abrazarte. No me quieras, no me ames, sé amigo, sé como si nada nos hubiese pasado antes, lo que quiero es lo que te pido, sin cariños, solo amigos.

Cuando el corazón despierta IX

- El grito de la nostalgia -

Sentado en mi trono, en la comodidad de las cosas veo que no sos la misma que encontré años antes. Eres todas y de todas ninguna. Y sigo esperando, con mi veneno en la mano, el momento en que llegues y sepas como hablarme, como incitarme, como provocarme. ¡Sálvame!

Te tengo en mi palacio de hielo, en el castillo de las nubes, eres estable. Te tengo en el castillo del volcán, eres apasionada y tierna. Pero quiero alguien que habite las aguas de mi interior. Quiero que estés aquí, haciéndome sonreír. Quiero que seas la tierra que me sostiene. Que seas perfecta con errores. Quiero que vuelvas a ser vos.

Y veo que en mi vida los hechos más poéticos son los oscuros, y me siento incapaz de poder sacar la hermosura en otro lugar que no sea tu sonrisa, la sonrisa que recuerdo, las sonrisas que habitan en dos personas. Te entrego mi sentimiento en este escrito, te lo doy, te lo regalo como ofrenda y sacrificio. Escucha mi plegaria, vuelve,ámame,déjame conquistarte. Aparece de nuevo en mi vida. ¡Te invoco!

Recuerdos


Entre arias te escucho, impresente, imprecisa. Estás aquí y en ningún lado, dentro de mis recuerdos, dentro de mi mismo ser.

En los días lluviosos recuerdo tus fotos, en las que yo era adorno y esos momento en donde mi cara se mojaba con el rocío de una fuente mientras te hacía reír.

Días de pastel, días del canciones. Te fuiste y dejamos atrás el dulce, las melodías. Te fuiste y ahora no estas aquí, pero yo sigo en tu hechizo ¿Cuando volveras?

Idiomas.

Pensando en fantasías, me provoco desilusiones falsas, intencionadas a romperme la burbuja que tanto daño me haría de hacerse esfera de cristal.

Esperanzado, busco entre las sombras un resquicio de Alegría desbordada, un poco de desesperación en tu semblante, algo que me de la seguridad que hablarás en mi idioma, las emociones.

Me preguntas, te contesto. A pesar de que yo inicié la conversación y tengo el pleno derecho de saber sobre vos. Pregunto, me contestas. Muchas cosas que no quiero saber pero no me lastiman, ya no me dañan.

Estamos en una lucha de lenguajes, como me aclaró una Mariposa: Es una conquista entre un brasileño y un alemán. Mis emociones son mis signos, tu dureza tus palabras. Y creo que eternamente quedaré con la duda de porque una cabra escapa del veneno de mi cuerpo.

Orión y el Jardín del Laberinto. Parte I

El mundo está lleno de historias, danzan en el viento, mueven las hojas y susurran su vida a las almas ambulantes. Había una vez una historia incompleta, una historia perdida. Contaba la vida de una leyenda sin final, de un caballero que no sabía por donde caminar, una historia infeliz donde el amor verdadero no existía, eso es cosa de los cuentos.

Él se llamaba Orión, como la constelación, el cazador. Tenía todo lo que podía desear, pero deseaba más de lo que ya tenía. El quería aprender, conocer del mundo y de la vida pero desconocía que las respuestas ya las tenía.

Entre todos los jardínes de su castillo, había uno en especial, su lugar feliz, un lugar que venía del reino de la noche, solo visible por la luz de la luna llena. En él conversaba con las hadas, uno de sus secretos: si su padre lo supiese lo encerraría con el clérigo del reino, también imaginaba las historias prohibidas: Esas que sus profesores le prohibían porque "nada bueno dejaban", pero sobre todo se sentaba ahí a comer de los frutos extraños, jugando con mágia y conociendose a sí mismo.

Este jardín mágico era especial. Al ser el príncipe del reino es imposible conocer todos los jardines de los que se es dueño, pero ese día la luna estaba hermosa y él quería salir a dar una vuelta. Sentía que una voz lo llamaba, una voz dulce con olor a cerveza y canela, o tal vez a frutas, es posible que la voz simplemente oliese a cigarro. No lo sabía decir con seguridad pero sabía decir que era la voz que él quería para el resto de su vida.

Caminando por todo lo que el castillo abarcaba vio una pequeña luz roja flotando cerca del lago. Era una luz juguetona como la de los láser aún no inventados que tanto había imaginado en su habitación, solo que más grande y más hermosa de lo que podía describir y simplemente la siguió. No tuvo miedo, a pesar de ser algo nuevo, él mismo no era lo más normal de toda la corte real; a decir verdad todos lo tomaban por un loco desde el momento en que le dijo a su padre que no matara a ese dragón, que era un ser vivo y que él hablaría con el Dragón para que dejase el reino tranquilo, cosa que terminaría bien, claro, para quienes conocemos como funciona la vida, pero el Rey simplemente temía que su único hijo sufriera algún daño... Y por supuesto que el reino lo tomara por un cobarde, así que el Dragón no se escapó de su destino.

La pequeña luz avanzó rápidamente al ver que el pequeño príncipe, pequeño en experiencia puesto que ya era mayorcito, corría detrás suyo. Desesperada intentó escaparse de las manos del joven Orión, ya que si la capturaban podría ser exhibida como un nuevo espécimen y ella no era una criatura de circo, era simplemente una criatura como todos los demás lo somos.

Al pasar por tres de los jardines, la luz perdió de vista al joven Orión y se sentó en una flor para descansar de su carrera. Lo que la pequeña hada no sabía era que Orión ya había estado en esos tres jardines y conocía muy bien sus atajos, por lo que la capturó fácilmente y sin ningún esfuerzo.

Orión se sorprendió de ver al ser tan pequeño, aún así tan brillante, y le preguntó quien era, ella muy orgullosa y casi agresiva le contestó que era Baelly, el hada de la inocencia, la encargada de recordar que uno existe para vivir experiencias, y que estaba jugando y hablando con Febe justo cuando él apareció. Le contó que se les tenía prohibido salir a la vista de cualquier humano ya que eran egoístas y seres incrédulos, a parte de crueles.

Con cada palabra que daba, en su descripción de los humanos, se daba cuenta que Orión era un chico distinto. Él tenía esa curiosidad brillante, propia de los elfos, en los ojos; y siendo sinceros: ¿Quien más que un hijo de Febe habría podido escuchar la voz de la Diosa?

La pequeña, aún así brillante, Baelly le preguntó a Orión si le gustaría conocer a sus hermanas,estando de acuerdo lo llevó hasta el cuarto jardín, el que tenía el laberinto que tan fascinante le pareció a Orión, era la primer vez que lo veía en su vida. Paso a paso lo llevó a través de las esquinas, vueltas y arcos de los que estaba lleno el laberinto y mientras caminaban le contaba como reconocer las señales que indicaban el camino correcto.

Al llegar al centro del laberinto, que estaba rodeado de árboles con frutos que no conocía, se encontraba una fuente de donde brotaba el agua más clara que Orión había visto en su vida, casi se podía decir que de ella salía luz; un banco de piedra tan cómodo como si su relleno fuese de plumas y una estátua, un hombre con una espada agarrada por el mango y con la punta tocando la base de la obra de arte. El hombre tenía una mirada severa, pero un semblante cálido. Bajo ella había una leyenda que dictaba: "Los hombres son uno con la vida, pero se encargan de separarse a sí mismos. Quien descubra que solo por la sed de saber se llega a la ignorancia sabrá que las respuestas están dentro suyo y solo ahí puede encontrar la paz que la humanidad busca".

Este hombre, según le contaron luego, fue el primer rey del mundo, un mundo donde seres mágicos ayudaban a los hombres y los hombres protegían a los seres mágicos, sin máscaras, sin malas intenciones, sin dolor.

Mientras Orión leía, todas las hadas y elfos que se encontraban en el lugar comenzaron a salir de su escondite, puntos de colores y seres hermosos se acercaban cada vez mas al centro del lugar, un hada púrpura con alas de mariposa, se acercó más que los demás y le dijo a Orión que su nombre era Moira y era el hada de la sabiduría, ella era la encargada de hacerle recordar a todos los hijos de Febe de dónde venía su poder, así como su madre lo hizo con ella y sus hermanas, y en ese momento le tocaba a él recordar de dónde venía todo su poder.

Orión, con su curiosidad innata le preguntó: ¿Porque si los humanos eran tan terribles con los seres mágicos lo había elegido a él como hijo de Febe?. Moira con su paciencia característica le contestó que de vez en cuando, un niño o niña nacía entre los humanos para mantener el contacto entre seres, ya que era necesario para el aprendizaje mutuo y que él era uno de los elegidos para la batalla final.

La noche transcurrió entre preguntas y respuestas de parte de Moira: El hada verde era Gi, el hada encargada de la naturaleza y de la vida en ella, otro de sus nombres era Tierra, ella enseñaba como bailar el ritmo de la vida y como las cosas siempre tienen una razón de ser. El elfo grande y sonriente era Maekub, era un elfo que le ayudaba a Moira en sus clases a los seres vivos, aportaba grandes cosas a las enseñanzas y era el más fiel de los Elfos, sabía todo el futuro y lo brindaba con prudencia, sabía que decir y que no y era un orgulloso hijo de Febe. Otro elfo, el que estaba a su lado se llamaba Oddien, este elfo era el encargado del trabajo duro, enseñaba a trabajar por las cosas y que nada viene a cambio de nada, todo tiene un precio que hay que pagar tarde o temprano. Y así, poco a poco fue enseñándole y presentándole a su familia mágica.

Al salir la primer luz de la mañana Orión se retiró a su cuarto, al siguiente día tenía clases de Alquimia, demasiado aburridas para su gusto. Sin embargo transcurrieron tres meses luego de esa luna llena, en los que Orión iba sin falta cada día de luz de Febe, al lugar acordado a conversar con las hadas, uno de sus secretos; a imaginar las historias prohibidas y sobre todo se sentaba ahí a comer de los frutos extraños, jugando con magiay conociéndose a sí mismo. Sin fin, por ahora, sin amor verdadero, con solo ilusiones, hasta el día de la gran batalla, el día de su coronación.



El mar

Aquí estoy, finalmente el agua cubre mi cuerpo, siento como se filtra por mi boca y mi nariz, como poco a poco saca el aire y toma su lugar, dulce agua tan parecida a tu recuerdo.

¿Que me trajo aquí? Bueno, fue esa necesidad de estar contigo, apresurarme a tu encuentro, correr hacia ti pero sin alcanzarte. Luego de tu partida mi vida es gris, las pinceladas de color se lavan con las lágrimas al recordarte y luego, suavemente te cuelas en mis sueños, en mis noches y mis días. Y te recuerdo nuevamente.

¡Que gran envidia siento de ese que está contigo! De ese que recibe tu amor, mi bella Ananke. Por eso estoy aquí, sintiendo como las memorias que tengo de ti, me inundan con tu olor dulce, incomparable. Mi ultimo recuerdo sera tu hermosa cara, tu sonrisa, tus palabras y el delicioso olor de tus besos.

Llévame a volar contigo, libérame de esta terrible enfermedad llamada Anhelo. ¡Vuelve! Veo que no me escuchas, tu felicidad tapa tus oídos, no te deja oír mis gritos.

Siento como el cansancio de mi cuerpo me consume, me hundo, dejo de luchar y me entrego al agua; el mismo mar que me trajo a ti, a este océano de olas claras donde pasamos juntos tantas risas, tanta alegría, tanto amor. La luz de la Luna se desvanece, se va con mi vida. Hasta pronto mi bella Ananke, nos volveremos a encontrar...

Cuando la risa provoca lágrimas

Hola de nuevo! Vuelvo a hablar con vos. Que dicha que estás bien, eso me alegra mucho. ¿Sabés algo? Hoy me dí cuenta que aún estas muy presente en mi recuerdo. Sí, ya se todo lo que me dirías si yo te lo dijera pero al menos acá te lo cuento, a la distancia.

Alguna vez has pasado por una risa que te parte el corazón. Bueno, pues eso me pasó a mi por andar preguntando lo que no debía. Sí, una risa que viene de lo profundo, que cambia mis facciones, muestra mis dientes e inunda mis ojos con lágrimas. Lágrimas amargas de dolor.

Supongo que tampoco has pasado por ese sentimiento que poco a poco se pudre en tu interior, pero aún así sabés que sigue ahí, sin poder salir, sin poder morir. Bueno, eso me pasa más a menudo que lo de la risa, pero es igual de doloroso. Saber que no te tengo

De todas formas, me alegro muchísimo que estés bien, siempre quise protegerte y aún quiero, aunque ya no me toca. Que dicha que tu familia está bien, eso también me alegra porque sé que a pesar de todo los querés.

Me despido, pero antes quiero contarte que recuerdo toda mi vida contigo... ¡Hasta pronto!

Misantropía

Has sentido alguna vez que despiertas sin querer hablar con nadie? Pues yo si, y hoy es un día de esos. ¿Que hemos hecho con el mundo? Y ¿a donde nos estamos dirigiendo? ¿Donde están esas promesas dulces y voces dictando la energía de sentir la vida a través de la Diosa. Y es ahí el momento donde me digo: Sí, siento misantropía correr por mis venas.

No me importan tus proyectos, no me importa tu vida, si sos hombre o mujer o tenés problemas de indentidad. Tan solo quiero volver a esa inexistencia tranquila donde solo soy yo puro, el inicio de todo aprendizaje. Y es ahí donde me doy cuenta: Tambien odio a los Dioses: Puede que desarrolle el término: Misteogía...

Si, dulce Misteogía que me inunda y me hace preguntar: ¿Para que estan?...

Delirios de un mal día sin razón alguna.

Magia en el mundo


Hoy la vida me vuelve a susurrar al oído "magia". Hoy siento el viento frío en mi piel, que purifica mis pensamientos, el sol brilla cálido en el cielo y poco a poco se esconde tras las montañas donde estás tu, escondida por siempre, acechando y jugando a sorprenderme de vez en cuando.

De noche las estrellas me sonríen y bailan para mi, siento el ritmo del aquelarre en mis pies, de mis hermanas pasadas saltando sobre el fuego, de las risas desenfrenadas disfrutando con el amor al mundo, a la vida, el amor hacia ti, querida.

Y una vez más veo la luna brillar claramente en mi vida, la veo salir y acercarse tanto para abrazarla, pido su ayuda, bailo junto a ella, me libera. Acá estoy, hijo justo de la noche, escuchando voces de las plantas donde viven familiares duendes; y río y lloro porque al sentir vitalidad en la caricia de la tierra, recuerdo quién soy y lo que hago en este mundo

¡Hay magia en el mundo! Solo hay que saber verla.